QUEREMOS ANIMARTE A LA LECTURA DE LOS LIBROS QUE PROPONEMOS MENSUALMENTE Y A QUE PARTICIPES EN ESTE BLOG, QUE SE HACE PARA PROMOVER LA CULTURA, LA CREATIVIDAD, LA SENSIBILIDAD, LA REFLEXIÓN Y EL ESPÍRITU CRÍTICO.

"LOS VAGABUNDOS DEL DHARMA" de Jack Kerouac

“Practica la caridad sin tener en la mente la idea alguna acerca de la caridad, pues la caridad, después de todo, sólo es una palabra”.

“Grandes nubes de vapor cruzan la oscuridad, lo que me hace comprender que vivimos en un auténtico planeta”.

“¿Es qué quieres vivir engañado todos y cada uno de los malditos minutos de tu vida?”

“Las universidades no son más que lugares donde está una clase media sin ninguna personalidad, que normalmente no encuentra su expresión más perfecta en los alrededores del campus con sus hileras de casas de gentes acomodadas con césped y aparatos de televisión en todas las habitaciones y todos mirando las mismas cosas y pensando lo mismo al mismo tiempo”.

“Una deliciosa mañana de sábado como ésta, y nosotros aquí junto al purísimo lago, caminando a través del aire fresco y limpio. ¡De verdad que esto es un haiku!”

“Al caminar por esos parajes se pueden entender las perfectas gemas de los haikus que han escrito los poetas orientales, no se embriagaban nunca en las montañas, no se excitaban, simplemente registraban con alegría infantil lo que veían, sin artificios literatos ni expresiones delicadas”.

“Un auténtico haiku tiene que ser tan simple como el pan y, sin embargo, hacerte ver las cosas reales”.

“Llegó el atardecer y la luz se iba poniendo en color ámbar y las sombras caían siniestras sobre el valle de piedras y eso, en lugar de asustarte, te proporcionaba una nueva sensación de inmortalidad”.

“Es algo bueno haber nacido para morir, aunque sólo fuera para eso”.

“Y aquel rumoroso arroyo era bellísimo a la luz de la luna, aquellos destellos de luna en el agua, aquella espuma blanca como la nieve, aquellos árboles negrísimos, propios de un paraíso mágico de sombra y luna”.

“Negándose a seguir la demanda general de la producción de que consuman y, por tanto, de que trabajen para tener el privilegio de consumir toda esa mierda que en realidad no necesitan, como refrigeradores, aparatos de televisión, coches, coches nuevos y llamativos, brillantina para el pelo de una determinada marca y desodorantes y porquería en general que siempre termina en el cubo de la basura una semana después; todos ellos presos en un sistema de trabajo, producción, consumo, trabajo, producción, consumo…”

“Dentro el cuadrado azulado de la televisión, cada familia concentrando su atención en el mismo espectáculo y nadie habla. Sólo se puede decir una cosa de la gente que mira la televisión, de los millones y millones clavados en el Ojo Único: no hacen daño a nadie mientras están ahí sentados delante Ojo”.

“Todos nos convertimos en lo mismo en la sepultura”.

“Vi que mi vida era una resplandeciente página en blanco y que podía hacer todo lo que quisiera”.

“Tienes poder para recordar a todo el mundo que son personas completamente libres”.

“¿Somos ángeles caídos que nos negamos a creer que nada es nada y, por tanto, nacemos para perder a los que amamos y a nuestros amigos más queridos uno a uno, y después nuestra propia vida, para probarnos?”


Aportación para Palabras en el Tintero de Nómada.


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PALABRAS EN SU TINTA

Cuando en la última tertulia de actualidad de Palabras en el Tintero se leyó el artículo de Vicente Verdú: “¿Para qué tanto leer?” y se estableció por enésima vez el diálogo sobre la lectura, quién lee, cómo se lee, cómo se podría favorecer la lectura, etc., encontramos en el último párrafo de este artículo una idea de la que podríamos partir:

“¿Escuelas gastronómicas para la lectura? Todas las escuelas gastronómicas se dirigen a acrecentar la variedad de los restaurantes, esos espacios donde efectivamente el mundo joven acude con insólita frecuencia y cuyo disfrute pertenece de pleno derecho a los entretenimientos de esta cultura reinante que atiende, en sus acortados tiempos libres, a las benditas sensaciones del cuerpo y no a los enrevesados ejercicios que a menudo exige la degustación mental.”

Pulsa aquí para leer el artículo: "¿Para qué tanto leer?"

Todo comenzó en la última tertulia de “El Baúl Desembuchado”, que giraba en torno a la Generación Perdida. Nuestro compañero Truhán incluyó como últimos coletazos de esa generación al escritor Jack Kerouac y su famoso párrafo del libro En el camino:

"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas."

Varios miembros expresaron en la reunión que les apetecería leer el libro que contiene esas palabras, conocer al autor en profundidad y ver en que consistía la Generación Beat, movimiento al que pertenece.

Para que resulte más curioso, la marca de coches BMW lo empezó a utilizar en el anuncio de uno de sus vehículos, como si fuera sinónimo de libertad absoluta, palabras llenas de sentido...

Desde Palabras en el Tintero pensamos que la idea de generar esas escuelas gastronómicas para la lectura, por las que aboga Vicente Verdú, es una estupenda idea.

Para ello vamos a inaugurar la sección PALABRAS EN SU TINTA, donde iremos añadiendo las frases o los párrafos de los libros que vayamos leyendo. Creemos que pueden servir para que sea ese inicio a la lectura, ese primer mordisco que te llevará a seguir saboreando el plato entero, disfrutar de exquisiteces culinarias, que en nuestro caso son el libro y el autor.

Conseguir que en el poco tiempo que las personas tienen disponible, lleguen a disfrutar de verdaderas sutilezas que existen en la literatura al igual que en el párrafo de Kerouac, que encuentre una variedad suculenta que los lleve a averiguar más sobre una obra o sobre un autor, que esas PALABRAS EN SU TINTA se muevan por su cabeza y sepan que son palabras escritas, que pertenecen a un buen libro, que éste lo escribió un autor que tiene otras obras igual de interesantes, que pertenecieron a una generación que seguía un mismo camino y que estas palabras, ideas, etc., movieron a personas en sus vidas como en el ejemplo que nos ocupa y que se tradujo en el Movimiento Hippie en Estados Unidos.

Te animamos a que puedas participar en esta iniciativa enviando a nuestro correo: palabrastintero@terra.es, esas frases o párrafos que te llaman la atención, que resumen pensamientos interesantes, que nos abre las puertas para ver la vida de otra manera. Porque entre todos podemos generar una gastronomía de palabras, palabras suculentas, sabrosas y apetecibles para seguir buscando y leyendo buenos libros y valiosos autores.

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CARMEN LAFORET

CARMEN LAFORET DÍAZ

Biografía:
Aunque nacida en Barcelona, a partir de los dos años se trasladó a las Islas Canarias. Allí transcurrieron su infancia y adolescencia.
Estudió Filosofía en Barcelona y Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, pero abandonó ambas carreras a los 21 años.
Se casó en Madrid con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales, con quien tuvo cinco hijos. Saltó al primer plano de la literatura española cuando en 1944 ganó el primer Premio Nadal con su novela Nada. Narración en primera persona de la apertura al mundo de la joven Andrea, quien se instala con unos familiares en Barcelona para iniciar sus estudios universitarios; sin embargo, el medio que la rodea la conducirá al desengaño. La novela ofrece un testimonio del desmoronamiento físico y moral de parte de la sociedad española en los primeros años de la posguerra, ya que retrata la pequeña burguesía catalana del principio del franquismo. La obra sintonizó con las expectativas del público y se vendieron tres ediciones sólo en el mismo año de su publicación; es más, ganó también el Premio Fastenrath de la Real Academia Española en 1948 y figura entre las obras clave del realismo existencial que dominó el panorama narrativo europeo de los años cuarenta.

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En (1952) publica “La Isla y los Demonios” donde narra el paso de la niñez a la adolescencia en un mundo también degradado, de Marta, fundándose en su propia experiencia juvenil en Las Palmas de Gran Canaria. “La mujer nueva” (1955), sobre su reconversión al catolicismo, ganó el Premio Nacional de Literatura de 1956 y el Premio Menorca de Novela de 1955. Siguió “La Insolación” (1963) primer volumen de la trilogía “Tres Pasos fuera del Tiempo” Viajó a Estados Unidos invitada en 1965 y sobre su experiencia y la vida americana publicará el ensayo “Mi primer viaje a USA” (1981) allí conoció además al novelista Ramón J. Sender, con el que intercambió una interesante relación epistolar. Entre sus libros de cuentos destacan “La Llamada” (1954) y “La Niña y Otros Relatos” (1983). Casi toda la obra de esta autora gira en torno a un mismo tema central: el del enfrentamiento entre el idealismo juvenil y la mediocridad del entorno.
Escribió novelas cortas, libros de cuentos y narraciones de viaje. En 2003, su hija Cristina Cerezales publicó “Puedo contar contigo” que contiene la relación epistolar entre su madre y Ramón J. Sender. Un total de 76 cartas en las que la escritora desvela su silencio literario, su patológica inseguridad y su deseo de resguardarse del contacto social, que después cristalizó en un distanciamiento paulatino de la vida pública, acelerado por una enfermedad degenerativa que afectaba a su memoria, mal de Alzheimer. Carmen, Falleció en Madrid el 28 de febrero de 2004.
En febrero de 2007 a modo de conmemoración del tercer aniversario del fallecimiento de la autora, la editorial Menoscuarto publica por primera vez una recopilación de todos sus relatos cortos, incluidos cinco inéditos, Cartas a don Juan.
OBRAS:
Nada (1948), Novela
La isla y los demonios (1950), Novela
El piano (1952), Novela
La llamada (1954), Relatos
La mujer nueva (1955), Novela
Un matrimonio. (1956), Novela.
Gran Canaria (1961), Ensayo
La insolación (1963), Novela
Paralelo 35, (1967), Libro de viajes
La niña y otros relatos (1970), Relatos
Artículos literarios (1977)
Mi primer viaje a USA (1981), Ensayo
Rosamunda (1995), Cuento
Al colegio(1996), Cuento
Al volver la esquina (2004), novela póstuma. Continúa la historia de “La insolación”
Cartas a don Juan (2007), recopilación de todos sus relatos cortos. Romeo y Julieta II (2008), recopilación de sus relatos amorosos.
Fuente: wikipedia

CARMEN LAFORET, CON Y SIN MISTERIO de Fernando Valls 23/03/2004
Cuentan las crónicas que la escritora Carmen Laforet había nacido en Barcelona hace 82 años; sin embargo, nunca tuve esa impresión, más bien hubiera dicho que era canaria. Lo cierto es que a los dos años se trasladó a Las Palmas y a los 18 volvió a la capital catalana. En ésta permaneció un par de años, hasta que se trasladó definitivamente a Madrid, en donde se casó con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales, nacieron sus cinco hijos y ha fallecido.
Es sabido que con su novela “Nada” obtuvo, en 1944, cuando sólo era una joven desconocida, el primer Premio Nadal. Un libro que fue recibido con numerosos elogios, entre los que habría que destacar los que le dedicaron Juan Ramón Jiménez, Azorín, Francisco Ayala y Miguel Delibes. Publicó después un puñado de libros más, pero ninguno llegó a alcanzar ni el interés ni la repercusión que tuvo su primera novela. Por eso, a partir de 1970 no volvió a publicar nada nuevo.
Ante una trayectoria como ésta, parece inevitable que surjan algunas preguntas. ¿A qué se debió el acierto, el éxito de Nada? ¿Por qué no volvió a repetirlos? El caso es que con Nada se produjo a la vez toda una serie de condiciones que pueden explicar el éxito del libro: su autora era una mujer joven, que resultaba tan atractiva como inaccesible y que había acertado a la hora de plasmar aquellos primeros años del franquismo, las repercusiones de la Guerra Civil, el contraste entre una sociedad sórdida, derrotada, con las ansias de vivir de una joven que tiene toda la vida por delante, pero también muchos impedimentos para ser feliz.
¿Qué le pasó entonces a esta mujer, para que no fuera capaz de madurar como escritora, de volver a darnos una obra de entidad? Es imposible responder con certeza a esta cuestión, pero sí podemos recordar que en la narrativa española de las últimas décadas existen otros ejemplos de escritores que no han logrado igualar en su obra posterior los aciertos de la primera. En su caso, se tiene la sensación de que, una vez compuestas las obras que tenían como fondo los avatares de su propia biografía, no fue capaz de obtener los mismos logros con la invención de otras vidas ajenas.
Con frecuencia, las crónicas se han preguntado si la respuesta a este misterio se encuentra en su vida privada o bien en las condiciones en las que se desarrollaba la creación literaria en España durante el franquismo. La tentación más habitual es señalar que quizá se volcó en su vida y se dedicó al nomadismo; a buscar, en diversos viajes y estancias, alejada de su familia, lo que intuía que podría existir y es probable que no llegara a encontrar. Pero también sabemos de su tendencia al ensimismamiento, de sus deseos de abandonar temporalmente su entorno inmediato. A pesar de todo ello, siguió dedicándose con altibajos a la escritura sin dar nunca con otra obra que la satisficiera plenamente, hasta el punto de que decidió no publicar una novela, de la que llegó a tener pruebas de imprenta.
En el momento de morir, llevaba alejada de la vida pública literaria más de 30 años, desde que en 1970 publicó “La niña y otros relatos” en la atractiva colección Novelas y cuentos que dirigía su marido, de quien se separó en esa misma fecha. En los últimos tiempos se ha intentado llamar la atención sobre su obra con la edición de su correspondencia con Sender y la reedición de su novela “La mujer nueva” que algunos comentaristas poco atentos la han interpretado como un alegato feminista, cuando más bien debe leerse como el relato de una crisis mística y una vuelta al hogar. Mucho más interés tiene, en cambio, la edición de “Nada” de Domingo Ródenas de Moya (Crítica, 2001), quien nos devuelve el texto limpio de las impurezas que el tiempo le había ido añadiendo, y el inteligente trabajo que Inmaculada de la Fuente le dedica en su libro “Mujeres de la posguerra” (Planeta, 2002)
La leyenda sobre Carmen Laforet y el prestigio de “Nada” fueron creciendo sin parar a lo largo de los años. Así, por ejemplo, un autor tan poco complaciente como Javier Marías la eligió entre las 10 mejores novelas españolas del siglo XX, en un balance que publicó la revista Quimera en abril de 2002. Una especie de gretagarbismo, culto al que se entregaron los autores de los años treinta, se repite en la posguerra, en cierta forma, con esta mujer. No hay más que observar sus fotos de aquellos años para entender lo que había en ella de mujer misteriosa: la media sonrisa, los pómulos acusados, la melena recortada en la nuca, una evidente timidez "mendigadora de afecto", como recordaba su amigo Emilio Sanz de Soto. Así la debió de ver Cecil Beaton cuando la retrató en el Tánger de la década de 1950.
Cuando fallece un escritor que nos interesa, solemos preguntarnos por lo que perdurará de su trayectoria. En este caso la respuesta no me parece que sea demasiado arriesgada. En efecto, al valor indiscutible de su primera novela, si la juzgamos como tal y de una jovencísima autora, se añade la desazón de que nunca llegara a darnos la obra de madurez que cabía haber esperado. Tampoco olvidaremos la constante perplejidad que muestra la voz narradora, la extraña casa de la calle de Aribau, ni la capacidad de sorpresa de esa chica rara que volveremos a encontrar en obras de Ana María Matute, Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite y Dolores Medio. Su firme vocación ha pervivido en alguno de sus hijos. Agustín Cerezales es autor, entre otras obras, de un primer libro de cuentos extraordinario, “Perros verdes” (1989).
Tiendo a pensar que quizá la historia literaria de esta mujer sea más sencilla de lo que se dice. Es muy probable que todo en su existencia se produjera de manera mucho más natural: una chica joven escribe una novela tan curiosa como inquietante, luego se casa, tiene varios hijos, se convierte al catolicismo para abandonarlo poco después, publica otros libros que no cubren las expectativas, por lo que decide no publicar nada hasta estar convencida de su calidad, cosa que no llega a producirse.
Quizá lo único extraño, tal como están hoy las cosas cuesta trabajo entenderlo, estribe en esa sensatez y exigencia inusuales de que hizo gala al reconocer su incapacidad para alcanzar de nuevo ese arte sincero, humilde y verdadero al que aspiraba con tanto afán.
Fernando Valls es profesor de literatura contemporánea en la UAB.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/elpepiautcat/20040323elpcat_4/Tes/Carmen/Laforet/misterio

LAFORET Y SENDER: UNA AMISTAD ÍNTIMA Y LITERARIA
Carmen Laforet (1921-2004) fue una joven espigada, de enigmática belleza, que conmocionó el panorama de las letras españolas en 1945 con la novela “Nada”. Esa novela fresca, rebosante de desparpajo y dolorida lucidez, narraba la historia de una estudiante de Filología en Barcelona, tanto en el contexto universitario como en un clima agobiante y decadente de una familia burguesa de la ciudad. A pesar de la conmoción que provocó ese extraordinario libro, de aroma tremendista (se narra incluso un suicidio con una navaja barbera), Carmen Laforet nunca estuvo demasiado satisfecha e intentó superarlo y mejorarlo en nuevas entregas. En 1965 fue invitada por el Departamento de Estado de Estados Unidos para que visitase algunas universidades, y en Los Ángeles conoció a Ramón José Sender. Aunque no volverían a verse hasta 1974 en España, en el primer viaje de retorno del gran escritor oscense tras la Guerra Civil, mantuvieron una apasionada, íntima y cómplice correspondencia, que constituye un perfecto retrato de ambos.
Carmen y Ramón vivían la escritura con una pulsión distinta: Sender era el escritor constante, la palabra y los personajes y los argumentos eran un exorcismo personal, una necesidad tumultuosa de vaciarse y de desnudarse, una huida del dolor a través de la creación; Laforet padecía cierto pánico, daba una y mil vueltas antes de escribir, reflexionaba, temblequeaba de responsabilidad, pero además era madre de cinco hijos y sentía a flor de piel el agobio de “la vida tan áspera como es la de España para los escritores”, llena de “envidias, enemistades y rencillas”. Pronto se estableció una amistad literaria bellísima entre ambos. En esa década de fértil relación, recogida en el libro “Puedo contar contigo” (Edición de Israel Rolón; Destino, 2003), Laforet le cuenta sus incertidumbres, su condición de abuela, su panorama familiar, le da a entender la separación de su esposo Manuel Cerezales y le narra sus proyectos casi siempre intermitentes y le explica su concepción de la novela, y no duda en hacerle partícipe de sus preocupaciones religiosas, semejantes a las de Sender, a quien le dice: “De política, cero. Me uno a ti, anarquista órfico y neo-cristiano”.
Sender también le ofreció colaborar en la Agencia Literaria de Joaquín Maurín, le habló de conseguir un trabajo en una Universidad norteamericana e incluso le ofreció ayuda económica. Y en este clima de admiración confesa y constante, incluso hay lugar para la epístola amorosa, para la seducción leve, para la insinuación; al fin y al cabo, Sender era un fauno constante y veía en la “abuela de cero años” o “de una edad divina” a una eterna adolescente. El libro es estupendo porque sirve para conocer a los dos escritores y en particular la biografía de Carmen Laforet narrada por ella, sus viajes, su estancia en Roma, fascinada con Alberti y María Teresa León, a la cual Sender le envía uno de sus libros, y quizá sea un apéndice literario amenísimo e intenso de dos personas muy diferentes que se encontraron en la amistad, en la palabra, en la ficción y en la vida.
Laforet escribió: “Te admiro no sólo como escritor, creo que eres el más grande de los novelistas españoles, sino como tú, como personalidad”. Y Sender, más humano y entrañable que nunca en estas cartas, dijo: “Tus novelas me gustan más que las mías y son mejores en varios sentidos. Sobre todo ahora, que soy viejo, nervioso (impaciente) y raro”. Era tan sincero en su valoración, que no dudó en dedicarle su novela “El fugitivo” y en reseñar con entusiasmo la versión inglesa del relato de Andrea, la protagonista de “Nada”.
Fuente: http://antoncastro.blogia.com/2005/080201-laforet-y-sender-una-amistad-intima-y-literaria.php

“PUEDES CONTAR CONMIGO”: LA RELACIÓN EPISTOLAR
ENTRE RAMÓN J. SENDER Y CARMEN LAFORET
Aunque la lectura privada de la correspondencia entre dos personas siempre puede parecer una cierta violación de intimidad, en este caso, y con el consentimiento de la familia Laforet - admirable ejercicio de síntesis el prólogo de su hija Cristina Cerezales - nos permite conocer aspectos importantes de las biografías y de los procesos de creación de dos escritores extraordinarios y en muchos aspectos antagónicos. Como decimos, la correspondencia entre los dos escritores nos permite conocer algunas facetas de su personalidad y la disparidad de sus situaciones vitales. Sender está solo y en el exilio, añora - y en cierto modo idealiza- tanto a España como a su Alto Aragón y anhela volver a ellos, aunque la permanencia en el poder del "César pequeñito", como llama en sus cartas a Franco, se lo impida. Carmen Laforet vive en esa España gris de la dictadura y desea - como hará en algún momento marchándose a vivir a Italia - alejarse de ella. Es muy ilustrador el pasaje de una de sus primeras cartas, cuando al regresar de Estados Unidos escribe: "¡Qué sensación más horrible volver! (...) Yo le cuento todo esto para que no se haga ilusiones cuando venga a recorrer Madrid y el Alto Aragón con nosotros. Solamente estando tres meses fuera, ya se nota que esto no es lo que nosotros creíamos que era". Sender responde: "Sí, aquí todo está mejor que en España a primera vista. (...) ¡Todo tan limpio y bien organizado! Pero ¡qué vamos a hacerle! ¡A mí me encanta la mugre española! (...) Yo quiero ir a España - a una aldea de Aragón- y dormir tres semanas, día y noche, hasta hartarme. Desde que salí de España, no he dormido bien una sola noche". Sin embargo, Laforet insiste en recordarle al nostálgico Sender cómo es el país real: "Usted se ha olvidado que vivimos siempre en los pequeños reinos de Taifas, y que una persona que no está declaradamente en ninguno de esos reinos belicosos, a la fuerza se la considera como enemiga de todos. O tonta, o malvada, o lo que sea”.
Las situaciones familiares de ambos también son antagónicas. Sender vive - y se siente- solo, trabaja como profesor en la universidad, a veces ve a su última esposa, mantiene algunas relaciones esporádicas y sus hijos se han independizado por completo; combate la soledad escribiendo sin tregua. No asimila muy bien hacerse viejo y sus achaques de salud, se vuelve raro. Laforet está casada - su marido trabaja en una editorial - y tiene cinco hijos; la vida familiar le absorbe y le impide dedicarse a fondo a la escritura. También aquí sus anhelos son opuestos: él parece añorar una estabilidad familiar acorde con su monotonía cotidiana; ella pretende volar sola y vivir nuevas experiencias. Hay un momento, cuando Carmen le informa de su separación matrimonial, en que parece que él desea con fuerza que ella vaya a Estados Unidos, pero ella se va a Italia donde vive una cierta bohemia en la Roma de Paco Rabal - una de sus hijas se casa con el hijo del actor- y de Rafael Alberti y María Teresa León. Sender tiene seguridad y oficio como escritor, su obra es sólida y conocida y su prolijidad y dedicación a la escritura son sorprendentes. Laforet duda de su capacidad para escribir, necesita tiempo y concentración, atraviesa crisis - espirituales, familiares, de confianza en sí misma - por su constante y agotadora búsqueda que paraliza su creación literaria; Sender, continuamente y desde el primer momento, la anima, le reconoce una gran valía y un talento literario que no debe desperdiciar porque "nos pertenece a todos".
Aunque pudieran ser fuente de discrepancia, ni la religión ni la política son temas que aparezcan demasiado en sus cartas: la escritora desde el principio declara no saber de política ni sentir interés por ella; él, salvo sus referencias a Franco como obstáculo para su regreso, apenas toca el tema y cuando lo hace, olvidada ya su fogosa juventud, se aparta de cualquier toma de partido: "Yo no hago política de ninguna clase. No pienso hacerla ni en realidad la he hecho nunca (digo de partidos). Pero, claro, el nombre de cada escritor va unido a alguna clase de tendencia. La mía es sólo un deseo de libertad como la que tenemos aquí. Es decir, la posibilidad de leer, escribir y publicar lo que uno cree que está bien. Así puede un país conocerse a sí mismo, y poner en orden y en acción todos los recursos de su pueblo. Pero política, no. Ni ahora ni - creo - nunca. Uno va siendo viejo además para esos trotes." En lo espiritual Laforet deja traslucir en sus primeras cartas un fuerte sentimiento religioso - producto de una intensa crisis religiosa es su novela "La mujer nueva", de 1955, y que acaba de ser reeditada - y se observa, en la década en la que dura su correspondencia con Sender, un difícil proceso de búsqueda de una liberación personal en conflicto con algunas de sus creencias anteriores. Se intuyen, más que se explicitan, en las cartas que comentamos unos momentos de fuertes tensiones internas - el camino elegido no era fácil para una mujer en aquel tiempo - en una escritora de intensa vida interior y gran sensibilidad y, a la vez, abierta a explorar nuevos territorios personales. Sender aborda poco el tema, lo hace en una de las primeras cartas en la que escribe: "No sé si debo decirle que soy muy religioso a mi manera. Poco asiduo al ritual, claro. Los españoles que nos consideramos un poco leídos tenemos que ser discrepantes por algún lado. Un sacerdote me decía: eso es orgullo. Yo le dije: “mayor orgullo es hablar en nombre de Dios. Yo no me atrevería a tanto” La confianza entre los dos escritores crece carta a carta y, tras dos años de tratarse de "usted", pasan a utilizar el "tú" que abre el camino a una mayor intimidad. Vemos crecer la amistad entre ambos, sus confidencias familiares, las referencias a los hijos respectivos, las alusiones a sus situaciones económicas, las opiniones sinceras sobre diversos asuntos y también la admiración mutua, por la personalidad y la obra literaria del otro. En realidad solo se vieron dos veces: en 1965 cuando Carmen Laforet visita Estados Unidos y en 1974 cuando Sender regresa a España en un primer y breve viaje; pero ello no es óbice, más bien al contrario, para que ambos sepan que el otro está ahí para ayudar en lo que sea y que ambos pueden decir con total seguridad uno del otro, como subraya la propia Laforet en una de sus cartas, "puedo contar contigo". En resumen, el libro es un hermoso documento epistolar que nos permite conocer mejor a dos de nuestros mejores escritores en dos momentos cruciales de sus vidas.
Carlos Bravo Suárez
Fuente: http://carlosbravosuarez.blogspot.com/2008/02/puedes-contar-conmigo-la-relacin_28.html

COMENTARIO DE “NADA”
España, 1944. Los grandísimos literatos de los años 30 están muertos, en la cárcel o en el exilio. La guerra lo ha destruido todo, incluyendo las letras. Nadie escribe. Nadie sabe sobre qué escribir. En este contexto es cuando se produce la llegada de Carmen Laforet.
Con tan sólo 23 años, Laforet gana el primer Premio Nadal con una historia costumbrista que muestra las miserias, la vacuidad de la posguerra. El efecto es demoledor, de pronto se descubrió sobre qué escribir. La literatura española siguió su curso.
Más allá de su innegable importancia histórica, “Nada” es una novela magníficamente escrita. De hecho, la historia que cuenta, carece de importancia, sólo sirve para demostrar la idea que, en realidad, viene resumida en su título. Nada nos cuenta las desventuras de una joven estudiante en Barcelona y de la desquiciada familia que la rodea. En realidad, no importa lo que le pase, porque todo está vacío. Hasta un brutal suicidio aparece como algo banal y sin importancia ninguna.
La novela se puede dividir en varias etapas según los personajes que más influencia tienen sobre la protagonista. Personajes que, uno por uno, se van marchando, incluyendo a la propia protagonista (tan vacía como los demás). Me gustaría destacar el glamuroso mundo de la joven Ena, con sus encantadores padres. Tanto ella como ellos acaban demostrando ser tan banales y tan repletos de miserias como todo el resto de la obra.
Es una novela muy pesimista, que nos muestra unos seres humanos destruidos y amargados. Pocas veces se habla de la guerra, pero su presencia gravita todo el texto. Destaca la brutal relación entre Juan y Gloria, que aparece mostrada como si fuera algo normal. Como si a nadie debiera extrañar tanta violencia. Gloria llega a mostrarse realmente asustada, teme por su propia vida y no sabe como escapar. Le pide ayuda a la protagonista. Pero la protagonista pertenece a su época, y se encuentra tan vacía como los demás.
Laforet nos describe una Barcelona de androides, de fantasmas. Una Barcelona destruida por la guerra, no sólo físicamente.
Fuente: http://vidasinsentido.wordpress.com/2006/10/14/nada-de-carmen-laforet/

LEYENDA DE ALCORAH POR CARMEN LAFORET
……Gran Canaria…
……….La luz de la mañana, verde, tiene una frescura salobre, marina, como si la isla saliese de las aguas cada amanecer.
……….Marta, después de una noche inquieta, llena de proyectos, se duerme al fin. El pequeño mar de sus sábanas crece hasta cubrirla y es el océano infinito y brillante del día en que Alcorah, el viejo dios canario, sacó de su fondo azul las siete islas afortunadas. Una oleada cálida y húmeda viene de las tierras recién creadas. El corazón palpita brutamente, ciego, entre la bruma pegajosa del mar. Hay imágenes y sombras de islas que danzan.
……….La voz de Alcorah llena de oro los barrancos, crea nombres y deshace nieblas. Las palmeras, los picachos, los volcanes, surgen en una luminosa, imponente soledad… Marta se llama Marta en un campo de viñas calientes de Tamarán, la isla redonda.
……….Leyendas de gigantes y de montañas suben a su alrededor como el vaho de la calina a mediodía.
……….Así, Bandama, la montaña negra, la que Marta tiene delante de sus ojos, aparece con su historia antigua. Bandama es el gigante que instaló en los días del caos de la isla la gran caldera, donde hizo hervir el fuego infernal los primeros componentes de la vida de los diablos. Hervor y locura que no resistieron a la sonrisa de Alcorah. La gran caldera hirviente se convirtió, con este conjuro, en un inmenso nido de pájaros.
……….«Así pasará con tu corazón», dice Alcorah a Marta en esta noche de sueños.
……….Sombras de nubes cruzan sobre el viejo volcán apagado y la voz del dios de las islas se va por los barrancos dejando ecos imprecisos y angustia. Marta se ha visto al pie de la Caldera, cerca de su casa, que aún no existe, sola, entre el dolor de las viñas y de las higueras.
……….¿Puede llegar a ser una caldera hirviente, un gran nido de pájaros, el corazón de una niña perdida en una isla de los océanos?
El cuento de Carmen Laforet (España), aparece en Cartas de don Juan. Cuentos completos (menoscuarto Ediciones, Palencia, 2007), pp.25-26.

Fuente: Http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/2008/03/carmen-laforet.html

ALGO SOBRE MI MADRE por AGUSTÍN CEREZALES LAFORET. Escritor
Me piden, madre, que escriba algo sobre ti. Todavía no sé si debo hacerlo. Escribir ahora de ti es escribir sobre tu muerte, con el frío, todavía en los labios, del mármol fugitivo. No pensaba, no, escribir hoy de ti. Vagamente sentía el anhelo de, algún día, reunir en palabras lo que nos ha pasado. Esperaba poder esperar, dejar que el río de la tristeza fuera colmando el ancho vaso del vacío, hasta desbordarlo. Y sin embargo, aquí estoy, dispuesto a contar, a decir algo de lo que sé o creo saber de ti, a quien quiera oírlo. Has muerto, y tu muerte es la nieve. No duele. Es silencio. Es dulce y bella. Has muerto, y esa muerte tuya se me hace mía. Soy carne de tu carne. Muero contigo. Dejo yo también de ser, de estar aquí. Se desvanece el miedo, se apacigua el deseo. Tu mano ya no está en mi mano, el olor de tu piel ya no acaricia el aire, tus bromas tan sutiles ya no fruncen tu ceño tan severo, somos árbol y piedra escondidos en el bosque.
Queridos amigos: estaba hablando con mi madre, pero es a vosotros a quienes debo hablar. Ella se ha ido. Vosotros estáis aquí, algunos, y otros os fuisteis también. No voy a nombraros. Todos nos conocemos. Y si no nos conocemos aún, nos conoceremos algún día. Todos somos hijos de una madre, de un padre, los conozcamos o no. Mi madre tenía un nombre, Carmen, y una firma, Carmen Laforet, y un apellido más, Díaz, de origen toledano… Hablar de mi madre es hablar de la vuestra. No hay en la tierra cosa tan dulce, tan real, así sea imaginada. Pienso en los huérfanos niños, en la soledad de tantos como no han podido besar a su madre, estrecharla, reír y hasta reñir con ella. Sí, es en los huérfanos incesantes del mundo en quien pienso, ahora, desde mi recién estrenada orfandad. Llamo a vuestra puerta, pido vuestro abrazo, seáis quienes seáis. Y si queréis, dejad que mi madre sea también la vuestra. No la quiero para mí solo. No es sólo mía, mi madre, ni sólo de mis hermanos de cuna. Es cierto que ha muerto, que nos ha dicho adiós en la más estricta intimidad, como rezan las crónicas. Pero esto no es sino una forma de pertenecer a todos, de morir como todos -pienso- quisiéramos hacerlo.
Nuestra madre era escritora. Dejó de escribir hace años. Luego, paulatinamente, dejó también de hablar. De ningún modo, sin embargo, dejó por ello de ser escritora, de ser quien era, ni siquiera de decir. Al contrario: cuanto menos hablaba, más decía. Quizá deba pedir disculpas aquí. Parece que el silencio de Carmen Laforet tiene vocación de mito, de piedra miliar en torno a la cual especular distancias. Se ha hablado de Alzheimer, de demencia senil, de autismo. Estos términos médicos puede que no sean improcedentes, pero son sin duda insuficientes. No son improcedentes porque, cuando no hay términos propios, cualquiera sirve para salir del paso. Pero son insuficientes porque de ninguna manera rinden cuenta cabal de la situación que hemos vivido sus deudos -hijos, amigos, ángeles cuidadores- en estos años. Es mi deber tratar de expresar con palabras la realidad, por mucho que la realidad no admita fáciles parangones. De ahí el deseo de pedir disculpas, por no haber sabido satisfacer la curiosidad, el legítimo y afectuoso interés de tantos como han acudido a nosotros. Aunque siempre es mejor callar, pienso, que hablar en vano. En cualquier caso, la realidad es ésta: nadie ha visto en Carmen Laforet, en estos cinco, diez, quince años de su largo adiós, un solo gesto desacompasado, una sola respuesta incoherente, una fealdad, mezquindad, inconsecuencia cualquiera. Menos aún en estos días últimos, durante los cuales estar a su lado era estar muy cerca del paraíso. Dolores, llagas, extenuación; ni un solo ay, ni una sola queja. Pocos gestos, sí, pero todos plenamente suyos. A quienes han estado más cerca de ella no les ha cabido duda, en ningún momento, fueran cuales fueran sus facultades en ejercicio, de que era perfectamente consciente, de que percibía con total lucidez y tranquila simpatía, desde su establecida distancia, cuanto la rodeaba.
Sé muy bien que esto que digo parecerá inverosímil a más de uno. No importa. Yo abro un libro de mi madre, leo una frase cualquiera, y al instante me maravillo y emociono. Y como yo, otros muchos. Hay en su prosa algo intrínseco, limpio y poderoso, que no se desmiente nunca, que informa toda su obra, desde su primera novela hasta su último artículo, pasando por todos sus cuentos -a mí, sus cuentos, es de lo que más me gusta- y también por sus cartas, su escritura personal. En esto vida y obra, por mucho que hayan luchado, se funden en una sola continuidad, una misma y constante elegancia, pureza y poesía. Cuando los hermanos nos reunimos para decidir qué hacíamos con sus papeles inéditos, hoy póstumos, comprendimos que algún día habría que publicarlos, que ni eran sólo nuestros ni debían ser destruidos. Obtuvimos su aprobación, y decidimos no esperar más, entre otras razones porque queríamos que ella también disfrutara, en la medida de lo posible, de esa alegría. De ahí el anuncio, que ha venido a coincidir casi con su adiós, de la próxima aparición de «Al volver la esquina». En esa novela, por cierto, aparece la Sole, un personaje que con otro nombre y circunstancia está también en algún cuento, y que acaso sea el más entrañable de los suyos. La Sole es la niña huérfana. No es mi madre, ni su trasunto, aunque mamá también fue huérfana desde la niñez, pero sí es el vaso, el relicario donde puso toda la ternura, el amor y la solidaridad que le inspiraban, que le inspirábamos los desamparados.
Sí, a alguno le parecerá inverosímil que toda una vida, a despecho de las apariencias, obedezca a un solo anhelo: que toda una obra, dígase completa o incompleta, vuele a una misma altura. Menos mal: si nadie dudara, seríamos todos sospechosos. Pero yo no dudo: esta madre que se nos ha ido, esta señora tan respetuosa y tan bromista, tan desprendida y tan inexpugnable, tan encendida, serena, inalcanzablemente suya, fue dueña de sí desde el principio hasta el final. Por eso mismo quisiera dárosla, como si no fuera vuestra de antemano, como si no te hubieras dado toda tú ya, madre, como se da el sol, el esplendor radiante de los campos vírgenes y también el de las habitaciones humanas, con sus estropicios y desconchados, con su cúmulo de miserias incluso, que nunca será bastante para apagar el ascua encendida. Sé que es una idea un poco extravagante, ésta de dar una madre a los huérfanos. Quizá te haga sonreír. Pero tú misma enseñas, invitas a dar, y ahora mismo eres todo lo que tengo, y quiero darlo, para que nuestros amigos sepan también que morir no es siempre sólo eso, que morir, a veces, es haber vivido.
Fuente: http://www.blogger.com/://standreu.org/bloc/literatura/2008/02/08/carmen-laforet/


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CAHIER DE BARATIN

20 de junio de 2008


A diferencia de Machado yo me voy con un equipaje mucho más pesado, no ligero. Me llevo alegrías, palabras, literatura, acontecimientos y sueños.
No os olvidaré, chicos.
Muchos besos.

Zeltia


Volar tan alto
llegar tan lejos.
Nadar tan profundo
encontrar respuestas
en corazones extraños.
Objetivos ¿inalcanzables?

Gretel

¿Es más necesaria la inspiración, o el conocimiento?

Cenit

La vida es un viaje lleno de paisajes, gentes, instantes... Nos hace grandes cuando nuestras suelas se desgastan con las piedras del camino, y ese recorrido está repleto de poesía.


Zaramir

No podemos seguir poniendo trabas a nuestros propios sueños, ha realizar nuestros deseos, ha seguir el pálpito que sentimos en nuestro interior.
No podemos acallar los latidos que llevan impresos nuestras ganas de vivir, nuestros impulsos y nuestra voz interior.
Como dijeron en Mayo del 68:'Dejad de buscar la felicidad y vivid'. Yo sólo puedo añadir: sólo tenemos una oportunidad de realizar lo que realmente queremos. ¡Animo! ¡Tú siempre puedes!

Nómada

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CAHIER DE BARATIN

13 de junio de 2008

La brisa de verano
envolvia la conversación,
las palabras fluían
el alma se hacía presente,
recogía pedazos de vida.
Que estos momentos se repitan
aunque estemos separados,
siempre nos unirá LA LITERATURA.

Gretel


Las despedidas a veces no son tristes, se envuelven de recuerdos, de momentos pasados...
y la vida continúa.
La Asociación es la fuente donde bebemos todos los que acudimos a refrescarnos y nunca se secará.

Zaramir


Una tarde creativa, llena de nuevas ideas. Fluyen planes e ilusiones.

Suzane


de ROB FORD

Cuando los vientos del cambio soplan en todas las direcciones, las personas pueden contemplar los cuatro puntos cardinales cuan veleta se deja llevar.
El horizonte se amplia, genera nuevos pensamientos, descubren que en cada cambio nace una nueva oportunidad, un nuevo deseo, un nuevo sueño.
Cada uno debe generar sus propias ilusiones, seguirlas con todas sus fuerzas, porque de este esfuerzo nacerán nuevas energías.

Nómada

La vida va poniendo gente en tu camino que te aporta las cosas necesarias para esa etapa.
Pero llega el momento del cambio y tienes que ser fuerte para aceptar que los caminos se bifurcan.
Somos el resultado de nuestra experiencias.Qué bueno compartir con otros. Seguir con ánimo disfrutando del presente.

Cenit

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TERTULIA LITERARIA MES DE JUNIO

El viernes 6 de junio realizamos la tertulia de actualidad de forma más comprimida, después teníamos que terminar de conversar sobre el libro del mes anterior: "El Imperio" de Ryszard Kapuscinski.



La primera noticia que leímos fue: "Préstamos de libros a domicilio para discapacitados y mayores", servicio que se ofrece en Valdemoro. Pensamos que es una estupenda iniciativa para que la literatura llegue a las personas que tienen interés en ella. Esperamos que esta idea la puedan poner también en practica en otras ciudades españolas.




La siguiente, cómo no, teniendo en cuenta las fechas en las que estamos: La literatura de América Latina desembarca en el Retiro. La noticia estrella de este mes es la 67ª Feria del Libro de Madrid, que este año ha cumplido 75. Pudimos encontrar los siguientes reclamos: América Latina; Herralde, una leyenda; comunidad autónoma invitada Asturias y la exposición fotográfica: "Agua mucho más que H2O" de la editorial Lunwerg, dedicada al agua.




Y para terminar, el artículo: ¿Para qué tanto leer? de Vicente Verdú. Donde podemos encontrar una crítica de los pocos espacios que existen para la lectura, de su nula promoción y de las pocas personas que leen en estos momentos, lectores fuera de la literatura de ámbito comercial y marcada por las modas; el eterno debate. Además de pensar qué formula se puede buscar para que existan más lectores, como muy bien dice Verdú: "¿Escuelas gastronómicas para la lectura?".



A ésta última pregunta, "Palabras en el Tintero" ha buscado una respuesta, que en breve se pondrá en funcionamiento dentro de este blog. Sólo podemos decir que la nueva sección se llamará "PALABRAS EN SU TINTA" y que tiene mucho que ver con la idea que lanza en su pregunta Vicente Verdú. Esperamos que tenga aceptación entre nuestro lectores y les abra el apetito de leer.

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CAHIER DE BARATIN

6 de junio de 2008


Desigualdad,
injusticias que no terminan,
ansias de conquista,
de esclavizar,
de pisar al débil;
así seguimos en el siglo XXI.
La esperanza se acaba
y supongo que para sobrevivir
habrá que mirar para otro lado.
Es la fórmula que empleamos en Occidente,
pero algún día el débil nos obligará a mirarlo de frente.

Gretel

Vienen y van
ideas, ilusiones.
El tiempo pasa,
nunca en vano,
escribiendo emociones;
narrándolas.

Suzane


Siempre que eliminemos todo lo superficial que nos rodea. Nos deshagamos de lo material que no utilizamos. Veamos con los ojos de la alegría del nuevo descubrimiento. Nos abracemos con sonrisas verdaderas. En ese momento, llegaremos a conocer al verdadero ser humano, a aquel en el que descubrimos las mismas virtudes y los mismos defectos que vemos cuando nos miramos al espejo cada mañana; esa mano que nos abraza cuando necesitamos su ayuda.
Siempre creeré en el ser humano, de los animales hablaré otro día.

Nómada

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BAÚL DESEMBUCHADO MAYO

El tema que sacamos el mes de mayo en "El Baúl Desembuchado" para junio fue:


VIDA Y OBRA DE CARMEN LAFORET


Puedes enviarnos información sobre este tema o proponernos otros para los meses siguientes. Entrarán a formar parte de nuestro "Baúl Desembuchado". Mensualmente publicaremos aquí la información.

La tertulia será el viernes 23 de junio en el Salón de té Pokhara. C/ Pozuelo, 14. Fuenlabrada.

¡Pásate y participa!

Para contactar puedes dirigirte a: palabrastintero@terra.es

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TALLER DE LECTURA DE JUNIO: LUCES DE BOHEMIA

El viernes 30 de junio, realizaremos la tertulia de la obra de nuestro autor de mes: Ramón del Valle-Inclán. La obra es: "Luces de bohemia".


Desde nuestra perspectiva actual, y haciendo un recorrido muy superficial por la obra, Luces de Bohemia se nos presenta como un texto muy original.

Luces de Bohemia aparece publicada por primera vez en la revista España en 1920. En esa primera edición la obra no está completa. Habrá que esperar hasta el año 1924 para que Valle-Inclán la edite en forma de libro independiente, añadiendo tres escenas (la II, VI y XI).

!Estás invitado a participar! Ven al salón de té Pokhara. C/ Pozuelo, 14. Fuenlabrada.

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AUTOR DE JUNIO: VALLE-INCLÁN

Ramón José Simón Valle Peña, conocido como Ramón María del Valle-Inclán (y Montenegro) (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866 — Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente denominada Modernismo en España y próximo, en sus últimas obras, al alma de la Generación del 98; es considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.


Genial, extravagante y provocador, pero también arbitrario en sus ideas estéticas y en sus convicciones ideológicas. Lo cierto es que el propio escritor contribuyó, en gran medida, a esta visión poco objetiva y mistificada, puesto que siempre eludió las confidencias sobre sí mismo y cuando se refirió a su vida lo hizo en clave fabulosa. Al mismo tiempo quiso, como otros artistas de su época, presentar una apariencia singular e inconfundible, para lo cual se vistió de forma atípica y se dejó crecer barbas y melena.

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