"Si quieres que alguien especial te cuente sus secretos, coge un libro.
Los libros te hablarán siempre que tú estés dispuesto a oírlos.
Su corazón late en el interior de un personaje, en los colores de un atardecer, en la sonrisa de un objeto que cobra vida cuando detenemos nuestros ojos sobre las palabras.
Abre un libro, y...ya serás cómplice de la fantástica curiosidad que lo llena.
Podrás reír o llorar, compartir aventuras o misterios, saborear paisajes y...
estarás en compañía.
Serás guardián de todas las palabras que lo habitan.
Los libros viven para ti. "
Fuente: lajarcia.blogspot.com
Extracto del libro “La seducción de las Palabras”, de Alex Grijelmo.
"Nada podrá medir el poder que oculta una palabra. Contaremos sus letras, el tamaño que ocupa en un papel, los fonemas que articulamos con cada sílaba, su ritmo; tal vez averigüemos su edad; sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano.
Las palabras arraigan en la inteligencia y crecen con ella, pero traen antes la semilla de una herencia cultural que transciende al individuo. Viven, pues, también en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria. Y a veces despiertan y se muestran entonces con más vigor, porque surgen con la fuerza de los recuerdos descansados.
Son las palabras los embriones de las ideas, el germen del pensamiento, la estructura de las razones, pero su contenido excede la definición oficial y simple de los diccionarios. En ellos se nos presentan exactas, milimétricas, científicas... Y en estas relaciones frías y alfabéticas no está el interior de cada palabra, sino solamente su pórtico. Nada podrá medir el espacio que ocupa una palabra en nuestra historia."
Lectura que hicimos de microrrelatos:
MICRORRELATO DE ARREOLA "Teoría de Dulcinea"
En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta.
Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de hazañas, embustes y despropósitos.
En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.
El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire. Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca.
Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.
MICRORRELATO DE GARCIA MARQUEZ
"...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida".
MICRORRELATO DE KAFKA “La verdad sobre Sancho Panza”
Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de Don Quijote, que éste se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie. Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a Don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.
Vuestros microrrelatos:
Pasa la vida… pasa y pasa sin parar, sin tener conciencia de su vida, de lo que es la vida, dejándose llevar sin luchar por nada y crece y empieza a pensar, pero no pone medios ¿Por qué? ¿Tiene miedo? ¿No quiere luchar? ¡Ya no, no puedo más! Llega a su casa, la casa de siempre, donde ha pasado toda su vida; coge sus cosas y se va…
NIÑOS EN EL PARQUE. Antonia Gómez.
Todos juegan en columpios, en toboganes hasta que llegaron los malditos perros y se tuvieron que marchar; querían el parque para luchar como verdaderos animales.
LA AMISTAD, UNA DULCE MENTIRA. Raúl y Belén.
Y con el primer sorbo empezaba mi andadura entre palabras para formar argumentos con suficiente peso. Mi única misión era convencer, engañar, mentir… Las reglas no existían. Él debía caer. Sin embargo, desperté de mi dulce sueño. La cruel y dura realidad me golpeó fuertemente en la casa para llegar a comprender que el encanto de los sueños reside en que no se puedan cumplir.
EL PERRO. Esther Castro.
Conocí un día a un pequeño perro muy peculiar. Me pregunté si tenía dueño, pues dicho animal era tan racional como las propias personas, ¿quién se lo habría enseñado? O simplemente parecía enseñado.
LA CITA. Pilar Rodríguez.
Cuando llegué no había nadie. Entré en la cafetería y me senté en la barra. Llevaba puesta una diadema color rojo, tal y como habíamos quedado. Pasaron las horas y seguía allí sola en la barra esperando. En un instante la vista se me nubló. ¿Dónde estoy? ¿Por qué está tan oscuro? A lo lejos se oía el tañer de una campana.
EL ACABAR PERFECTO. Fernando Alegre Galván.
Llegué a casa tarde como siempre. Me tumbé en el sofá, cerré los ojos, sentí cómo sus cálidos labios rozaban los míos y dejé que el sueño me consumiera.
Sole García.
Te amé y me mataste, pero ahora he vuelto, ahora he renacido y el muerto eres tú.
Desde que nacemos está presente y aunque a veces no le vemos, él nos guía hasta la oscuridad.
María José.
Vicente cogió sus pertenencias, las amontonó en su vieja maleta, cerró la puerta de su casa y se dirigió hacia la estación. Tenía el billete hacía una semana, se marcharía a trabajar a Venezuela, en su pensamiento estaba el ahorrar lo máximo posible.
Carmen Ruiz.
Bajó del autobús. Era muy tarde, no se veía a nadie por la calle. Según iba caminando escuchó pasos, se volvió. Un hombre iba detrás. Empezó a correr, tenía miedo. Llegó al portal, la llave no abría, al fin entró. Temblando llamó al ascensor. Mientras bajaba, escuchó la puerta. Se acercó hasta ella. ¡Buenas noches, Sonia! Era Jacinto, mi vecino.
ILUSIÓN. Ascensión Peña.
Érase una vez un grupo de gente que buscaba una solución a su aburrimiento. Para ello decidió reunirse una vez a la semana para compartir sus penas y alegrías. En estos encuentros descubrieron su fuerza, ilusión y ganas de nacer a través de la escritura.
Ana Isabel Carrasco.
Era una nave espacial en la que sus ocupantes no sabían a dónde iban, ya que los habían subido sin ninguna explicación, ellos sentían miedo a la vez que entusiasmo por ver el lugar hacía donde se dirigían. Cuando bajaron de la nave se encontraron con unos seres distintos a ellos y con signos establecieron un diálogo.
Guadalupe Sánchez.
Él se había dormido a la orilla del río, cuando despertó el río seguía allí.
Me acuerdo de una tarde leyendo al calor de la lumbre, me dormí. El toque de las campanas me asustó, creía que doblaban por mí.
Matilde.
Este día ha sido muy emocionante, estamos en la tetería. ¡Cómo me gusta el juego que estamos realizando! Desde este sitio me encuentro con el desierto, las palmeras, el color es extraordinario, es rojo, verde, azul, amarillo, todo es, es para pensar y transladarse a la libertad…
Hoy es el día en el que nos encontramos con la emoción de los relatos cortos, la cosa es que nos gusta vuestra compañía.
UN DÍA EN EL CAMPO. Carmen Gaitero.
Ayer estuvimos en el campo, hicimos una excursión y fuimos a ver… un día en el campo.
Antonia Guijarro.
María estaba en el jardín, triste, taciturna, no sabía qué iba a hacer con su vida. De pronto llegó el vecino de enfrente y le dijo: - María, ¿cómo va la vida? – Pues ya ves, ¿no se me nota en la cara un poquito? – Mujer, más que en la cara, se te nota en la mirada. Hoy hay tormenta en tu alma. – Sí, Jacinto, sí. Lo malo es que ha llegado sin viento, relámpagos, ni truenos. - ¡Coño, María, esas son las peores!
EL EXAMEN. Zaramir.
Era el examen más importante de mi vida y allí estaba paralizada, llorando como una magdalena porque el bolígrafo se había quedado sin tinta.
CULPABLE. Zaramir.
La vela se apagó y ante aquella terrible oscuridad me arrepentí de haberlo asesinado.
VANAGLORIA.Cenit
Había una mujer tan presumida que le faltaban horas al día para arreglarse. Un día paseando por la calle, pasó frente a una tienda de espejos y se quedó a vivir allí. El problema es que por su vanagloria descuidó su aspecto.
LAS ZARIGÜEYAS. Zeltia.
Las ratas de sus pantalones no paraban de morderle las piernas y eso que eran prótesis.
Poemas de Bukowski:
Consejo amistoso a un montón de jóvenes
Id al Tibet
montad en camello.
leed la Biblia
teñid vuestros zapatos de azul.
dejaos la barba.
dad la vuelta al mundo en una canoa de papel
suscribios al Saturday Evening Post
Masticad sólo por el lado izquierdo de la boca
casaos con una mujer que tenga una sola pierna y afeitaos con navaja
y grabad vuestro nombre en el brazo de ella
lavaos los dientes con gasolina
dormid todo el día y trepad a los árboles por la noche.
sed monjes y bebed perdigones y cerveza.
mantened la cabeza bajo el agua y tocad el violín
bailad la danza del vientre delante de velas rosas
matad a vuestro perro
presentaos al Alcalde
vivid en un barril
partios la cabeza con un hacha
plantad tulipanes bajo la lluvia.
Pero no escribáis poesía.
A la puta que se llevó mis poemas
"Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡POR DIOS!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero?
Usualmente lo sacan de los dormitorios y de los pantalones borrachos y enfermos en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de 50,
pero no mis poemas.
No soy Shakespeare
pero puede ser que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros.
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
veo que he creado muchos poetas pero no mucha poesía. "
No dejes las palabras en tu tintero. Haz un comentario.