El término aforismo fue utilizado por primera vez por Hipócrates, como una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. El concepto fue aplicado después a la ciencia física y, posteriormente, generalizado a todo tipo de principios.
Conviene distinguir entre aforismo y axioma. Los aforismos son el resultado de la experiencia, mientras que los axiomas son verdades obvias, que no requieren ni pueden ser probadas. Los aforismos han sido utilizados frecuentemente en aquellas disciplinas que carecían de una metodología de estudio o método científico, como la agricultura, la medicina, la jurisprudencia y la política.
Ejemplos
Lo que no te mata, te hace más fuerte. - Friedrich Nietzsche
La filosofía no es una doctrina, sino una actividad. - Luwdig Wittgenstein
Mejor encender una vela que blasfemar la oscuridad. - Proverbio chino
El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar. - Benjamin Franklin
El mejor juguete de un niño es… otro niño -Rafael Soriano
A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso -José Ingenieros
A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro -Chesterton
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela -Pitágoras
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A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro -Chesterton
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela -Pitágoras
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad -José Martí
Bendito el hombre que no teniendo nada que decir se abstiene de demostrarlo con sus palabras -G. Eliot
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien -Antonio Machado.
Fuente: http://www.geocities.com/Vienna/Strasse/9111/aafalfal.htm
INCITACIÓN AL AFORISMO
"Sentencias", "máximas", "dichos", "adagios", "preceptos", "reglas", "axiomas", "fragmentos", "epigramas", "oráculos", "aforismos"..., diversos nombres para un género minoritario y difícil, pero con una larga historia desde los tiempos de Hipócrates. Andrés Sánchez Pascual ha definido sus tres características: concisión didáctica, agilidad crítica y tendencia ilustrada.
El aforismo es una forma filosófica, pero también un juego de palabras y un arte poético, la expresión rotunda, breve y relativamente autónoma de una risa perfectamente seria, de una mueca del espíritu sinceramente trágica, como la de un loco que da en el clavo, como la de un prudente que reconoce al idiota que habita en él.
El mejor de los aforismos es una herida abierta en la piel del discurso, una fisura perpetrada en la lógica por la que vislumbramos la extrema complejidad del mundo, la identidad de los opuestos..., o que todas las cosas valen un poco por lo mismo, una mismidad tan propia como extraña; una raja por donde se nos revela el rostro enigmático de la verdad que las rutinas del lenguaje disfrazan y enmascaran.
En el aforismo, el sentido de las palabras rebosa como buscando trascender el corsé que les ciñe la propia semántica del lenguaje. Es la "impropiedad" de la ironía, la feroz crueldad del sarcasmo, la perplejidad de la paradoja o la jocunda amable de la conformidad con el destino. Todas estas cosas constituyen la sal y la pimienta con que se adoba de ingenio la enjundia filosófica: el aforismo tiende su rutilante arco iris desde la lógica a lo insondable, o desde el abismo a la lógica, en esa tensión entre el nihilismo y el dogmatismo en que se ha construido siempre la filosofía como una invitación al humor y a la aventura. Como ha dejado escrito Savatér, el humor preserva la reversibilidad del discurso...: la ironía nos resguarda de la Iglesia. También nos distancia de la nueva Orden de la Suprema Tecnología.
Lo que parece una broma es, en realidad, el enunciado de un problema. Para quienes se animen a practicar con el género, Lichtenberg aconseja: "Si lo poquito que dices no tiene en sí nada extraño, dilo al menos un poquito extrañamente" (E, 243). Emilio López Medina, en sus Elementos de filosofía prêt-à-porter (V), es más explícito: "Las cosas se describen o explican mediante la novela o mediante un tratado filosófico. Mediante el aforismo se transmite su sentido". Claro que todo depende entonces de lo que entendamos por "sentido", "pues para nosotros es una fuente universal de desdichas el que creamos que las cosas son realmente lo que sólo significan" (Lichtenberg, A, 114).
El aforismo suele ir desde la ocurrencia jovial y ligera, como ese instinto de la fluidez verbal que es el ingenio, a la fórmula lapidaria que adopta la iracundia cínica y la facundia profética... Entonces vemos a Nietzsche --como dice Machado-- sacándose las tripas de curita castigado por la sífilis, alucinado por el opio, y apedreando con sus entrañas al prójimo, eso sí, con talento y malicia de verdadero psicólogo y con la unción de todos los grandes sofistas para halagar y engreír al lector (Ortega), ¡ese patético superhombre! El expediente contra la lógica del lenguaje es de una racionalidad no menos dudosa: "en cada momento tenemos tan sólo el pensamiento para el que disponemos de palabras capaces de expresarlo aproximadamente" (Aurora, 257). Violencia sublimada. Erecciones de la inteligencia. Voluptuosidad intelectualizada. Sadismo refinado. El fragmento y el enigma gustan a las épocas decadentes, constituyendo axiomas de perpleja elocuencia y tópicos obsesivos, como huevos morales en que repose condensado el germen del mundo.
¿Quién no soñó alguna vez, como Heráclito, como Parménides, con hallar la fórmula del mundo y escribir en cifra el universo? ¿Qué es en realidad el sentido de la existencia? El engendro del Entendimiento en mitad de una vivencia intensa... La asunción de la validez de un código con que descifrarla.
A falta de arquitectos, la filosofía echa manos de jardineros. A falta de vigor y capacidad de trabajo para emprender la construcción megalómana de una catedral en que reposar muerto, diseñamos como anacoretas de la palabra pequeñas ermitas y alquerías, chozas y chabolas en las que pronunciar pequeñas verdades que griten a voz en cuello, como las que dictaba el diablo a Ambroce Bierce, al Barón de Hakeldama o a don Lope de Bisejo... "Filosofía: camino de muchos ramales que conduce de ninguna parte a la nada". A fin de cuentas, filosofar no es más que la forma precavida y abstracta, educada e ilustrada, de hacer teología; filosofar no es tan distinto de rezar. Es como contarle el teorema de Tales a un extraterrestre. Es como asistir a un carnaval en cueros pero armado de razones: ¡razones!, esos cuernos defensivos y agresivos desarrollados por los hombres para su supervivencia y que, como los rinocerontes, raramente emplean.
El que escribe aforismos corre el riesgo de que, como las brillantes paradojas de Oscar Wilde, sus frases acaben haciéndose famosas, esto es, notoriamente miserables. Acabarán tal vez dando que pensar, o sea, servirán para "pesar posibilidades en la balanza del deseo" y para que el pensar abandone inocuamente su rutina (ese preservativo de la locura). Ciorán definió bien a los grandes aforistas que como Pascal "dan la impresión de ser reporteros de la eternidad" mientras dejan caer el vitriolo de sus ocurrencias sobre los errores del tiempo.
Educativamente, lo más urgente es justamente esto: disolver mentiras, precaver contra la falsedad, inmunizar ante el delirio en que la vida se recrea, preservar la conversación al margen de la administración y sus reglamentos (esa metafísica para uso de monos), reconstruir la intimidad socrática a despecho de la política con su infierno de salvadores, deshacerse lúcidamente del hastío dejando hablar a nuestros particulares y personales demonios.
José Biedma López (*)
(*)Vocal de la AAF por Jaén. Co- director de ALFA. Doctor en Filosofía, Profesor del IB "Francisco de los Cobos" de Úbeda, Jaén, y del Centro Asociado de la UNED de Jaén.
CRÓNICA DEL MANICOMIO (SOBRE UN AFORISMO DE KAFKA)
Un aforismo es muy elocuente, tan riguroso y cortante como una desgracia, Kafka escribió un pensamiento perfecto: «La humildad proporciona a todos, incluso al que desespera en soledad, la más estrecha relación con el prójimo».
La idea de Kafka es un canto a la sencillez y la humanidad. De su lectura se deduce que nadie nos sirve de compañía, cualquiera que sea su número y su cercanía, si un sentimiento humilde no nos ampara. Sabíamos bien, por propia experiencia y por la enseñanza de algunos moralistas, que podemos encontrarnos muy solos entre mucha gente y muy acompañados cuando estamos sin nadie. Lo que nos faltaba era conocer el resorte secreto de ese misterio tan contradictorio. Pero ahora ya conocemos que la clave, sorprendentemente 'kafkiana', se llama humildad, sin más calificativos pretenciosos.
La conclusión inmediata que se deduce del aforismo es que los arrogantes siempre están solos. La arrogancia es una aptitud solitaria que sujeta su soledumbre a los grilletes de la vanidad. El vanidoso es un hombre sin libertad pues suele ser hijo de la alabanza, y todo hombre al que se alaba es un hombre al que se encadena con los eslabones del encomio y la fama. No hay soberbio, en el fondo, que no haya quedado aprisionado en su infancia por unos elogios desmesurados e impropios, ni hay tiranía más difícil de romper que la que nos impone una cohorte de aduladores hiperbólicos. Si hay que decidir entre encomiadores y maldicientes es mejor inclinarse por los últimos, que pueden llevarte a la cárcel pero no atarte a ti mismo con el yugo roñoso de la jactancia.
Todos sufrimos una seducción original, un arrebato de aprecio materno que nos incorpora a la vida y nos somete a una suerte de pasajera y necia idolatría. El peligro surge cuando esa conquista no cesa y carecemos de vigor suficiente para retraernos a un aislamiento higiénico donde desnudarnos de vítores y besos. Es a solas como vencemos a la soledad. Solos y en silencio derrotamos esa adulación dulce y fisiológica que los padres nos propinan con su afecto. Y del mismo modo, pero en camino inverso, neutralizamos también el abandono y los desprecios injustificados, que son la vía opuesta, sombría y triste, hacia lo encumbrado e insolente. Pues también hay padres crueles a los que les gusta humillar y reducir a sus vástagos hasta volverlos, en legítima defensa, arrogantes y orgullosos.
Pero hay otra conclusión, bastante más lejana, que también se deduce del aforismo y nos compromete como médicos. Es una deducción que nos ayuda a entender que si los locos están solos -y lo están hasta enloquecer por los ruidos que emite el silencio obligatorio- es por falta de humildad y decoro. Por loco no hay que reconocer a alguien que ha perdido la razón y que como castigo queda sujeto a un diagnóstico. Loco, en su sentido más genuino y hondo, no es nada más que aquel que ha perdido la modestia ante los otros. Por eso entendemos la escasa diferencia que existe entre los locos de la clínica, que ahora llamamos psicóticos, y los locos normales de la calle o la oficina, que ingenuamente seguimos llamando cabales o juiciosos. El denominador común es el extravío de la humildad. Mientras el psicótico delira, arrastrado por el sentimiento de omnipotencia que le desborda y embarga, el ciudadano común -según nos advirtió Freud- se siente, a su modo y por su cuenta, como un dios con prótesis que va repartiendo milagros a los cuatro vientos.
Todo lo sencillo fermenta en amistad. Los amigos son el producto más humilde que conocemos. Uno no tiene más amigos que los que la sencillez le permite soportar.
Fuente: http://www.nortecastilla.es/20071201/opinion/sobre-aforismo-kafka-20071201.html
LECTORES Y LECTURAS
Mi biblioteca de pensamiento aforístico
Joan Guasp
¿Cómo llegué a los aforismos? No sé. Por mi cuenta y de manera inconsciente. En un principio, yo leía. Leía lo que se me ponía por delante. Leía y releía. Subrayaba lo que me llamaba la atención, que era bastante. Fui seleccionando las frases subrayadas. Las fui anotando en cuadernos. Cuanto más breves, más me entusiasmaban. Me parecía extraordinario que se pudiesen decir tantas cosas en tan pocas palabras. Iba aumentado mi colección de frases. Las releía una y otra vez.
Ellas me querían y yo las quería. Hice un amago de escritura de frase corta, lapidaria casi. Me salió. No me costaba ningún trabajo hacerlo. Sabía expresar mis ideas en pocas palabras. Bien. Estaba contento. Las enseñé a alguien y me dijo que aquello eran casi aforismos. ¿Aforismos? ¿Qué son aforismos? Para que fueran auténticos aforismos les faltaba pulimento. ¿Qué clase de pulimento? Un aforismo no es una simple frase corta, ni una máxima, ni una sentencia, ni mucho menos una greguería. Aunque una frase corta, una máxima, una sentencia o una greguería podían ser aforísticas.
Existen, me dijeron, autores aforísticos. ¿Dónde? ¿Quiénes son? Busqué, busqué y rebusqué. Yo ya tenía mi experiencia, aunque antes no fuera consciente de ello. Y me topé con ellos. Ahí los tenía, en mi propia casa, en mi propia biblioteca. Poco a poco separé la paja del grano.
Ahora se trataba tan sólo de permanecer con ellos. ¿Cómo eran? Divertidos. Se comunicaban conmigo a través de unos cuantos guiños y unas pocas palabras. Su pensamiento era fragmentario. Eran seres muy imaginativos. Eran espíritus poéticos, burlones, escépticos. Su escepticismo era lúcido, cáustico. Vi que los aforistas eran viajeros de su propio yo. Buceadores de las profundidades subterráneas y subacuáticas del inconsciente. De esta forma se convertían en homenajeadores del género humano. Porque el escritor aforístico está inmerso en la tradición humanista que va de los inicios de la filosofía a la confusión de este comienzo de siglo.
Porque toda la sabiduría aforística lo es por aproximación. ¿Por qué sentimos? ¿Y por qué sentimos lo que sentimos? Podemos deducir, podemos entrever y, sobre todo, podemos imaginar. Sobre el todo no sabemos casi nada. Aquí es donde entra en juego el aforismo y su magia. Mi amigo y maestro, Cristóbal Serra, aforista él mismo y estudioso del mundo aforístico, me ha enseñado a verlo así, a mirar por el ojo de la cerradura del misterio y a escuchar los ensimismados cuchicheos de los sabios solitarios: esos grandes aforistas. Su ejercicio de autoanálisis los lleva a realizar un viaje a la razón de la sinrazón.
Observándoles, quedé maravillado. Me dije que la aforística era una verdadera locura poética. ¿Qué más? Como diría Edmundo de Ory, las muletas del aforista, son el espanto y el humor.
Un libro de aforismos es siempre una caja de sorpresas. No sabemos qué nos deparará, si exceptuamos el placer intelectual. El aforista aspira a ser un director de conciertos desconcertantes en que todos los instrumentos están milimétricamente afinados. En su humildad, sabe que el aforismo es el más humilde de los géneros literarios ya que, sin esa humildad, el aforismo se convierte en máxima-máxima o en imperativo sentencioso.
Fuente: http://www.elciervo.es/html/default.asp?area=articulo&revista=35&articulo=116
COLECCIÓN DE AFORISMOS DE FRIEDRICH NIETZSCHE
Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.
En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.
Sin música la vida seria un error.
No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Lo que no me mata, me fortalece.
La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz.
Fe significa no querer saber la verdad.
La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
El hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?.
La mujer perfecta es un tipo humano superior al varón perfecto, pero también es un ejemplar mucho más raro.
Sólo comprendemos aquellas preguntas que podemos responder.
Lo que hacemos no es nunca comprendido, y siempre es acogido sólo por los elogios o por la crítica.
Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla. He aquí la diferencia entre los que creen y los que disfrutan.
El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería.
La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.
Negar a Dios será la única forma de salvar el mundo.
En algunos la castidad es una virtud, en muchos es casi un vicio.
La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya.
Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.
Toda convicción es una cárcel.
El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.
La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura.
El matrimonio acaba muchas locuras cortas con una larga estupidez.
En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre.
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.
La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida.
La edad de casarse llega mucho antes que la de quererse.
Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.
Un filósofo casado es, para decirlo claro, una figura ridícula.
El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.
Mucho tienen que hacer los padres para compensar el hecho de tener hijos.
El sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguirse.
Dios ha muerto. Parece que lo mataron los hombres.
Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.
Sin arte la vida sería un error.
Cuando se tienen muchas cosas que meter en él, el día tiene cien bolsillos.
El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme.
Las razas laboriosas encuentran una gran molestia en soportar la ociosidad.
El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son.
Cuando me encuentro con una criatura, encuentro la voluntad del poder.
Fuente: http://www.vicenteabril.com/alumnos/AforismosNietzsche.doc
AFORISMOS DE VICENTE HUIDOBRO
Conocí un hombre interesante: no tenía principios.
Un hombre, un verdadero hombre, no tiene principio ni fin. Como Dios.
El reloj del cementerio se adelanta un poco.
No hay nada más difícil que saber ser loco. ¡Qué cantidad de buen criterio se necesita para ser loco!
Ayúdate, que Dios no te ayudará.
Desarrolla tus defectos, que son acaso lo más interesante de tu persona.
Un hombre desnudo pesa más que vestido.
Ver la paja en el ojo ajeno y la viga también.
Has despedazado las leyes de tu corazón para someterte a las leyes de tu tribu.
En nombre del Arte.
En nombre de la Belleza.
En nombre de la Verdad.
En nombre del Orden.
En nombre de la Ley.
En nombre de la Bondad.
En nombre del Deber...
Palabras, palabras.
He oído un ruido de cadenas que se rompen. Ha nacido un hombre.
No hay amor ilegítimo.
El mayor enemigo del poema es la poesía.
Axioma para los músicos: Los pájaros cantan mal.
Otro axioma para los músicos: Los barcos cantan mejor que las sirenas.
La vida es una cuestión de vida o muerte.
Es incomprensible que un individuo que haya estudiado profundamente la sociedad actual no sea comunista.
Es incomprensible que un individuo que haya estudiado profundamente el comunismo, no sea anarquista.
Un juez que en el momento de dar una sentencia no se está riendo interiormente de sí mismo y de la sociedad es un perfecto imbécil.
-Soy abogado, soy ingeniero, soy...
-¿Y a mí qué? Eso sólo prueba que posees un diploma de limitación.
Una cortesana llena de melindres es tan repugnante como un ladrón económico.
Estúpido, ¿para qué arrojas cáscaras de plátano en mi camino?
Consejo a los pintores: Para estrangular a la Naturaleza hay que tener dedos de hada.
Mis versos son cálculos de evasión.
Nada amo tanto como lo imprevisto. Una gitana en Budapest me leyó el porvenir en las líneas de la mano.
Yo me eché vitriolo y las borré.
Mascar cadenas, he ahí el plato más delicioso para el Hombre.
Las caricias son arañazos de animal doméstico.
Era tan mal actor, que lloraba de veras.
Eva en el Paraíso regalaba la manzana; después salió del Paraíso y empezó a venderla.
Las mejores cosas sobre mí las han dicho mis enemigos.
Huir del hombre, huir de la naturaleza y sentarse encima del arco iris con una pluma en la mano.
Poco no importan los errores o las verdades en un gran autor.
Por mi parte puedo asegurar que muchos autores me gustan más en sus imperfecciones que en sus aciertos.
Lo que nos interesa en Nietzsche no son las verdades de Nietzsche sino la nietzschesidad de Nietzsche.
¡Oh, qué delicia! Jugar con fuego.
Las creencias religiosas tienen como origen la ley del menor esfuerzo.
© Copyright SISIB - Universidad de Chile
Fuente: http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/aforismos.htmos
MÁS AFORISMOS
No parece inadecuado al principio del año, ofrecer algunos aforismos, fruto de la reflexión y de la sabiduría cotidiana presente en el ambiente cultural. Enumeraremos unos cuantos, comprensibles por sí mismos.
Más importante que saber es no perder nunca la capacidad de aprender.
Si todo en el universo está en génesis, entonces el paraíso ansiado no está al principio sino al final.
Estamos enteros, pero no acabados. Empezamos a nacer y vamos naciendo lentamente hasta acabar de nacer. Es cuando morimos.
Sólo puede morir lo que es. Lo posible, que todavía no es, permanece para realizarse más allá de la muerte.
No vivimos para morir. Morimos para resucitar.
Si te sientes gente corriente, consuélate. Dios debe haber amado mucho a la gente corriente para crear un número tan grande, entre ellos tú y yo.
No vayas por caminos ya andados. De lo contrario nunca dejarás tus huellas en el suelo. Si quieres ir lejos, camina despacio. Nunca te pares ni andes hacia atrás.
Donde no hay ningún miedo, no habrá tampoco ningún valor necesario para vivir.
Si quieres olvidar las muchas piedras que impiden tu camino, piensa en los cimientos de la casa que puedes construir con ellas.
En la lucha entre la piedra y la gota, ganará siempre la gota, no por su fuerza sino por su perseverancia.
Si mantienes firme la perspectiva del fin, no habrá obstáculo que te sea insuperable.
Lo nuevo solamente surge a condición de que algo haya sido dejado atrás.
Un navío está seguro en el puerto, pero no fue construido para eso.
De una única vela pueden encenderse millares de otras sin que su luz disminuya.
Si quieres subir una escalera larga, no mires para ella, mira cada peldaño.
Para los que quieren cantar, siempre habrá una melodía a su disposición en el aire.
Sólo entenderá bien al otro quien se coloque en su lugar.
Hasta el reloj parado está en hora dos veces al día.
Sé como la cigarra, que para renovarse tiene que perder toda su apariencia externa.
Sólo se alegrarán con el amanecer quienes supieron esperar dentro la noche oscura.
Todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser Dios. Sólo Dios quiso ser niño.
Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/ricardoprospero.php/2008/01/09/aforismos
AFORISMOS, CANCIONES Y OTRAS ESCRITURAS (por Raimundo Escribano)
Detesto a quienes se angustian por encontrarle sentido a su vida. La vida tiene múltiples sentidos y tantos o más contrasentidos.
A medida que aprendo nuevas cosas y ensancho mi cultura siento que soy un poco más el hombre que hubiera querido ser.
El secreto de la felicidad está en hacer de cada instante un día de fiesta completo.
Únicamente por amor es lícito renunciar a lo que se ama.
Yo soy aquel a quien miras. Si no me ves, no existo.
El recuerdo come más que la gangrena.
Te quiero mucho. Te creo todo.
¿Cómo se puede echar tanto de menos lo que nunca se poseyó?
Frase del suicida: El mundo puede -y debe- continuar sin mi.
¿Puede haber algo más triste que un desamor correspondido?
La obra de arte no muere jamás. Por el solo hecho de haber sido creada vivirá para siempre, aunque desaparezca.
El río contempla la vida desde nuestros ojos.
La vida es el reverso de la literatura.
Nunca es el autor quien escribe. Son los propios personajes los que escriben el libro.
Todos los días un verso... por lo menos.
El amor es un cóctel de sentimientos.
Cerré los ojos y me quedé sin nada.
Era una bomba de cariño a punto de estallar.
No se puede mentir amor. Ahí es donde antes se descubre al mentiroso.
Caminaban juntos pero sus pensamientos iban por calles diferentes.
Raimundo Escribano. De la Asociación Escritores Castellano- manchegos y de La Mediterranía
Fuente: http://www.mundoculturalhispano.com/spip/spip.php?article4479
AFORISMOS SABINIANOS. TREINTA AFORISMOS DE VERANO
(PRIMERA ENTREGA) POR JOAQUÍN SABINA
1. Aforismo: píldora de sabiduría barata al alcance de cualquier idiota.
2. Era un escritor tan exquisito que sólo publicaba primeras ediciones.
3. Los libros de Borges están llenos de citas a ciegas.
4. Sinrazón, odiosa diosa.
5. En verano la telebasura huele más.
6. La aspirante a actriz tomaba clases de adicción.
7. Era tan sensato que estaba cuerdo de atar.
8. Moriré sin descendencia como murió mi padre.
9. El abismo es excitante si no caes en la rutina.
10. Yo soy nadie, tú cualquiera.
11. Si les mentís sobre la marihuana, ¿por qué van a creerse lo de la heroína?
12. Llegué tarde a todo, sólo fui precoz en la eyaculación.
13. Si todos los partidos sostienen que han ganado las elecciones, ¿quiénes las hemos perdido?
14. El sabio se hace el tonto porque sabe.
15. Bailar es soñar con los pies.
16. Contra la patria chica, mundo grande.
17. No se trata de no querer venderse sino de no saber.
18. Es muy duro curarse de lo que cura.
19. ¿Qué importa parecerlo?, hay que serlo (aunque no lo parezca).
20. En el gimnasio la gente corre para ir a ningún sitio.
21. ¿Cara o cruz? Canto.
22. Amo el alcohol, detesto a los borrachos.
23. Llevaba la falda tan corta que se le veían mis pensamientos.
24. Ciertos árboles caídos venden su leña carísima y por capítulos.
25. La poesía está en todas partes, incluso en algunos versos.
26. Cuando me daba por soñar nunca dormía, ahora que duermo a pierna suelta ya no sueño.
27. La mejor vacuna, aunque tome su tiempo, es el olvido.
28. Puede que sí pero no empujen.
29. Pues anda que tú (slogan electoral).
30. La vida me ha tratado demasiado bien, pero soy un desagradecido.
Fuente: megghara.blogspot.com/2007/08/aforismos-sabinianos.html - 107k
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